martes, 11 de febrero de 2014

EL PAYASO DEL CIRCO DEL SOL

EL PAYASO DEL CIRCO DEL SOL

 

Cuento el payaso del circo del solEl circo del Sol es un lugar mágico, en el que todos los niños y también los mayores, viajan a un mundo de fantasía e ilusión. Cuando empieza la función y apagan las luces, no se sabe que pasará… pero en un instante se ilumina el escenario y la carpa del circo se llena de luces de colores.
En el circo, hay un payaso llamado Fuchó, él es el encargado de hacer reír a todo el público con sus actuaciones. Sin embargo, un día, justo antes de empezar la función, Fuchó estaba triste y no tenía ganas de salir a actuar…
Su amigo, el trapecista, que pasaba por su camerino se paró a hablar con él: “¡Hola Fuchó! ¿estás preparado para salir al escenario?”. En ese momento, su amigo el trapecista, se dió cuenta de que a Fuchó, el payaso, le pasaba algo, pues aún teniendo la cara pintada con una sonrisa infinita y la nariz de goma, sus ojos estaban tristes…”¿qué te pasa amigo?” dijo el trapecista.
Entonces, el payaso Fuchó contestó: “Buenoo… es que estoy triste porque he perdido mi flor de la suerte y sin ella no puedo salir a actuar...”.

Pero Fuchó, amigo, solo es una flor, aquí el único protagonista eres tú, es más, “¿quién consigue que todos los niños no puedan parar de sonreír?” ¿La flor? Nooo.., los niños te esperan a tí, quieren verte hacer tonterías, que tropieces una y otra vez!!” El trapecista, sin mediar palabra alguna se fue del camerino de Fuchó, dejando a éste sorprendido por la forma tan misteriosa con la que se marchó.

Quedaban unos pocos minutos para que empezara la actuación de Fuchó, ya sonaban los gritos de los niños reclamando a los payasos. Justo en ese momento, la puerta del camerino de Fuchó se abrió rápidamente y apareció su amigo el trapecista, con una flor en la mano y le dijo: “Fuchó, esta flor te dará suerte, la he cogido del campo que hay a unos pocos minutos del circo, la he cogido para tí, no es tu flor, ya lo sé, pero sé que te dará toda la fuerza que necesitas para salir, es mágica…
“Muchas gracias”, le dijo Fuchó al trapecista, me alegro mucho de tenerte como amigo.
Fue entonces, cuando el payaso Fuchó se dió cuenta que no puede depender de las cosas materiales, sino que él es válido para todo lo que se proponga, solamente tiene que tener confianza en sí mismo. También le sirvió para darse cuenta que las personas que están a su lado, como su amigo el trapecista, son un apoyo importante en su vida, pues hacen que las cosas sean más fáciles cuando nosotros las vemos difíciles.
“Y ahora, !!vamos a empezar la función!!!” ¡¡Qué salgan los payasos!!

FIN                             
                                                                                                                           cuentosinfantilescortos

PUEDES VERLO EN: http://www.cuentosinfantilescortos.net/cuento-el-payaso-del-circo-del-sol/ 

EL MISTERIOSO MALABARISTA

EL MISTERIOSO PAYASO MALABARISTA
Había una vez un pueblo al que un día llegó un payaso malabarista. El payaso iba de pueblo en pueblo ganando unas monedas con su espectáculo. En aquel pueblo comenzó su actuación en la plaza, y cuando todos disfrutaban de su espectáculo, un niño insolente empezó a burlarse del payaso y a increparle para que se marchara del pueblo. Los gritos e improperios terminaron por ponerle nervioso, y dejó caer una de las bolas con las que hacía malabares. Algunos otros comenzaron a abuchearle por el error, y al final el payaso tuvo que salir de allí corriendo, dejando en el suelo las 4 bolas que utilizaba para su espectáculo.
Pero ni aquel payaso ni aquellas bolas eran corrientes, y durante la noche, cada una de las bolas mágicamente dio lugar a un niño igual al que había comenzado los insultos. Todas menos una, que dio lugar a otro payaso. Durante todo el día las copias del niño insolente anduvieron por el pueblo, molestando a todos, y cuando por la tarde la copia del payaso comenzó su espectáculo malabarista, se repitió la situación del día anterior, pero esta vez fueron 4 los chicos que increparon al payaso, obligándole a abandonar otras 4 bolas. Y nuevamente, durante la noche, 3 de aquellas bolas dieron lugar a copias del niño insolente, y la otra a una copia del payaso.
Y así fue repitiéndose la historia durante algunos días, hasta que el pueblo se llenó de chicos insolentes que no dejeban tranquilo a nadie, y los mayores del pueblo se decidieron a acabar con todo aquello. Firmemente, impidieron a ninguno de los niños faltar ni increpar a nadie, y al comenzar la actuación del payaso, según empezaban los chicos con sus insultos, un buen montón de mayores les impidieron seguir adelante, de forma que el payaso pudo completar su espectáculo y pasar la noche en el pueblo. Esa noche, 3 de las copias del niño insolente desaparecieron, y lo mismo ocurrió el resto de días, hasta que finalmente sólo quedaron el payaso y el niño auténtico.
El niño y todos en el pueblo habían comprobado hasta dónde podía extenderse el mal ejemplo, y a partir de entonces, en lugar de molestar a los visitantes, en aquel pueblo ponían todo su empeño para que pasaran un buen día, pues habían descubierto que hasta un humilde payaso podía enseñarles mucho.

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